50
sombras de GRajoy
50 sombras de GRajoy:
Mucho recorte pero poca originalidad
Cincuenta sombras de GRajoy,
es una película erótica, del pre-potente partido PPitufo-TiPPufo,
conocido por sus duras escenas de sadomasoquismo, penetraciones
salvajes en la vida de los demás, y escenas de recortes muy duras,
en las que los actores de reparto de las ostias, son humillados,
vejados y apaleados.
En la primera legislatura, que
tiene escenas muy duras, se describe la relación entre la mayoría
absoluta y la prepotencia dictatorial.
El placer de los dominantes
llega al clímax, cuando se les ocurre la “ley mordaza” y la
reforma del código penal.
Las reformas y recortes
sexuales, se destacan por su contenido orgiástico, al querer dar por
el culo a todo un país entero al mismo tiempo.
El director, nunca dijo a los
actores de reparto, que sólo tenían que obedecer, ser disciplinados
y aceptar la dominación y la sumisión.
Dicen las malas lenguas (las que
chupan culos), que la segunda y tercera legislaturas se pueden
llamar: Cincuenta recortes más duros y Cincuenta reformas laborales
más.
El director ha vendido a todos,
y ha pasado totalmente del guión original, haciendo las escenas y el
montaje, según le daba el viento. Y siempre le daba por su lado
derecho.
También ha vendido a muchos de
sus “votontos compulsivos”, que seguramente la próxima película
la protagonizarán con el otro director que les dio por el culo,
cuando tuvo el poder de la dirección.
Cincuenta sombras de GRajoy,
narra la historia de un país y sus dirigentes, que votan a lo tonto
con tal de que les gobierne alguien, aunque saben que les van a
mentir y a robar todo lo que puedan, dichos “representontos”.
Como consecuencia de lograr la
mayoría absoluta, el rodillo se convierte en el mejor utensilio de
cocina; con dos utilidades, ya que sirve para aprobar todas las
leyes, reformas y recortes que desean y también para dar en la
cabeza a los que se manifiestan en contra.
La mayoría del populacho, en su
inmensa ignorancia, vota y calla, pero siempre se siente atraído por
el poderoso-mentiroso-corrupto.
Siempre se consuela, cambiando
de poderoso-mentiroso-corrupto, aunque sepa que la vez anterior que
le dio su voto, hizo lo mismo que todos: Robarle y engañarle.
Los “votontos compulsivos”
apuestan siempre por ser dominados y sumisos, y sabiendo que “les
van a dar” siempre, vuelven a hacerlo (votar), con los ojos
cerrados, la nariz tapada, de rodillas tragándose todo y el culo en
ponpa.
Darles el voto supone aceptar
durante cuatro años, todas las acciones sadomasoquistas que se
requieran.
Cada poco tiempo, el poder dice
que necesita joderte, y la jodienda va siendo ininterrumpida, ya que
esto es parte del contrato de, “tu me votas y yo te jodo”.
Pero aunque el populacho sabe de
sobra que le van a joder, sigue estando de acuerdo en aprobar el
contrato dominante/sumiso.
La tensión de la trama, llega a
un punto en el que el populacho le pide al gobernante que le
castigue, porque en el fondo le gusta, y que si le dan mierda,
mierda que come.
El gobierno cumple la petición,
aprobando más recortes, precarizando, despidiendo y desahuciando,
sólo para que el populacho se dé cuenta, que en el fondo le gusta
el sadomasoquismo.
Al final, la mayoría de
“votontos compulsivos”, que no sabe vivir sin ser humillado,
jodido y robado, vuelve a dar su voto a un dominante, que volverá a
joderle vivo y así serán felices y unos comeran perdices y los
otros mierda.
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