El cerebro votante está dividido por un pequeño puntito que es como una herida incurable, que duele a las dos partes: la derecha y la izquierda. Y aunque las dos partes puedan parecer muy diferentes, la mayor parte de la izquierda cuando tiene el poder de decisión se comporta igual que la otra parte. Y las dos aplastan al puntito.
Pese a que ambos hemisferios parecen opuestos, desde
un aspecto morfo-ilógico son simió-tricos.
Y eso pasa porque si
miramos desde atrás, la derecha está en el mismo sitio que la izquierda
mirándola por delante. Por eso nada es verdad y todo es mentira, depende de la
posición sindical, religiosa o política en la que se mira.
Ese puntito casi imperceptible
en la parte de abajo en donde se juntan la derecha y la izquierda es el anarcotransmisor, en el que se hallan
la dignidad y la solidaridad. Y está atrofiado, porque está escondido y aplastado
entre las partes visibles de la derecha y la izquierda.
Aparte de saber que no
sabemos casi nada de nada, se dice que en el cerebro hay una neurona, que no se
usa, pero es muy mona.
Como en casi todas las cosas de la vida, el resto es
relleno.
EN CADA PARTE DEL CEREBRO ESTÁ INSTALADO
ESTO:
El gobierno tiene razón.
El estado es necesario. Obedece y calla. Lo que dice mi partido suena a música.
Parcial. Ilógico. Resumido. Asentimiento sin fundamento. Insolidario. Emocional.
Inculto. Irreflexivo. Egoísta. Ignorante. Inconsciente. Prosaico. Sumiso. Dominado.
Manso. Pasivo. Insensible. Indiferente. Espiritual. Miedoso. Disparatado. Simple.
Falso. Artificial. No leer, no escribir, no pensar. Adulterado. Adorar. Votar y
callar. Falso. Incomprensión simultanea. Imitador. Rogar. No estoy seguro de
estar seguro. Percepción de bobadas. Asumir mentiras y falsedades. La ilógica. La
avaricia.
Adivina: ¿Cuáles están en la parte
izquierda y cuáles en la derecha?
¿HOMO SAPIENS? NO GRACIAS.
El cerebro es una de las cosas más raras del homo
obedientis. Se encuentra, pero cuesta lo suyo y se usa muy poco, por eso no se
sabe casi nada de él.
En el homo sapiens hay más de veinte mil neuronas,
pero en el homo obedientis no llegan a mil. Y pesa más de un kilo, dependiendo
de lo cabezota que sea.
El cerebro es el órgano encargado de controlar el voto
y la crítica al partido político,
religión o sindicato preferido.
Sirve para controlar el mando de la tele, pero no
puede controlar la furia, si eres forofo de un equipo de fumbol.
Si el cerebro es de votante compulsivo, no atenderá a
razones, no controlará las emociones y le fallará la memoria.
En el cerebro como en el ser humano, también hay otras
fisuras, pero no tan profundas, que dividen la corteza cerebral en distintos tontuelos.
El cerebro del ser humano, como animal de costumbres (de malas costumbres) siempre ha preferido obedecer y callar. Y los que no cumplen, siempre son ninguneados, apaleados, perseguidos, acosados, encerrados e incluso eliminados por el poder.
En el cerebro votante, el
miedo gana y por eso la mayoría prefiere votar y callar o hablar en el bar.
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