Que la mayoría deje de ser idiota es una utopía, pero es posible.
Los idiotas son bastantes parecidos entre ellos y
muy parecidos a los “votontos” compulsivos. Necesitan y creen en los
gobernantes, en los reyes, en los explotadores y en los agentes sociales,
porque necesitan sentirse esclavos y obedientes, y eso les tranquiliza. Y
además está demostrado que actuar, participar y decidir les acojona.
¿Idiota yo? Tururú
Los idiotas tienen plena fe en el pleno empleo, y
esperan que sus elegidos aprueben leyes injustas, que solucionen las
injusticias. Además, cuando les explotan, les hace mucha ilusión rellenar y
firmar los partes de trabajo, que aunque saben que no sirven para nada, de
servir para algo puede ser para culpabilizar al “pringao” de los excesos de sus
superiores.
El que reparte el parte, se lleva la mejor parte.
Se llama “parte de
trabajo” a lo que se apunta en una hoja física o electrónica en la que
se dice una parte del trabajo que se realiza, porque si se pondría todo, habría
que explicar el tiempo que se pasa tocándose la narices y se llamaría “todo de trabajo”.
La mayoría de explotadores necesitan que sus
pringaos rellenen unos “partes de trabajo”. Esta
información suele ser mentira, pero se realiza de tal manera, que parece que
está perfectamente estructurada y detallada, aunque después no sirve para
nada, porque nadie la revisa, ni contrasta, ni corrige las deficiencias
apuntadas.
La desinformación es esencial para no conocer la
situación real de la empresa y la doble contabilidad es lo habitual.
SE DICE QUE
PARTE DEL PARTE, ES CASI TODO MENTIRA
Además queda una prueba física y testimonial en
papel o en la papelera, de los datos utilizados, que no sirve para nada,
excepto para que los pringaos se crean que la empresa lleva un control exhaustivo,
cuando lo único que importa es ganar dinero, aunque sea con mentiras, amenazas,
y sin importarles la salud o la vida de sus pringaos.
Los pringaos siempre
están vigilados, normalmente por un cabrón, que o ha sido vago indecente, o
chivato asqueroso, o sindicalista vendido. O todo a la vez.
Cuando el trabajo sale
bien, los de arriba son felicitados.
Cuando el trabajo sale
mal, los de abajo son abroncados.
PARTE DE TRABAJO DE LOS DE ARRIBA
Los partes de trabajo de los de arriba, permiten
apuntar las mentiras convenientes para el escaqueamiento y para que no se sepa
cuanto tiempo pierden en los trabajos.
Así es un “parte de
trabajo” de un mal gestor, mal gerente, mal jefe o explotador habitual.
EM-PRESA:
Nombre de la empresa explotadora.
Nombre del
escaqueador: nombrado por la dirección porque es asqueroso y puteador.
Gestión del tiempo
Hora de
entrada: Después de desayunar y antes de comer.
Hora de
empezar a currar: Cuando tenga ganas.
Hora del
café: Esta hora es sagrada y son derechos adquiridos.
Hora de
leer las noticias: Muy importante para estar informado.
Hora de la
siesta: Incluida en la ley de riesgos laborales.
Hora de
jugar con el móvil: Disfrutar del ocio hace que funcione el negocio.
Hora de
internet: Hay que estar al día.
Hora de
salida: Que parezca que estoy mucho tiempo, aunque no haga nada.
Horas
útiles: Las que utilizo para mi interés. Ir al baño, tomar café, pasear,
dormir……
Horas inútiles: Las que no disfruto.
Subalternos
puteados: Todos los que pueda, para ganar medallas.
Gastos
Viajes: Cobro
hasta el viaje de la oficina al bar de la esquina.
Dietas: Si
me lo ofrecen los superiores, me lo como todo. Y a los de abajo, ya me encargo
yo de que se traguen hasta sus ideas.
Vicios: Los
tengo todos y me los pagan gracias a todo lo que les estoy recortando a los
pringaos.
Varios: Aquí
apunto lo que me da la gana. Cuanto más apreto a los pringaos, más me queda
para mi.
Lo bueno que tiene manejar a un grupo de idiotas,
es que los idiotas siempre se sienten agradecidos.
Por eso las empresas normalmente eligen buenos
puteadores. Porque saben que los idiotas siempre aceptan que les mientan, que
les puteen, que les roben y que se rían de ellos.
Se puede elegir entre ser
esclavo, idiota, puteador, solidario…………………
Y se sabe lo que has
elegido, mirando a quienes te has arrimado.
Y tú
¿qué has elegido?
.
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